La llamada atención primaria a
día de hoy no solo cuenta con su especialidad médica sino, también, enfermera.
La medicina y enfermería familiar y comunitaria es, probablemente, una de las
especialidades más famosas en enfermería y menos populares en medicina. Al
final, el enemigo siempre está en casa y es frecuente escuchar el desprecio del
médico hospitalario hacia sus compañeros. Pero el hecho de que sea tan bien
acogida en enfermería, es una primera demostración de que vale mucho más de lo
que cuesta, al menos si se hace bien.
En un centro de salud no se
debería atender solamente a pacientes enfermos, pero el colapso, fruto de una
mala previsión y de un mal uso, hace que el paciente sano no sea la clientela
principal. De hecho, cuanta mejor asistencia se presta desde atención primaria
la población sana o con patología crónica, menos asistencias urgentes se
realizan en un hospital. Básicamente porque es más importante impartir una
buena educación para la salud y prevención de la enfermedad que tener que
resolver el problema evitable.
La medicina familiar necesita
personal cualificado de la misma forma que cualquier otra rama médica. De lo
contrario, los servicios de emergencias aumentarán las demandas asistenciales
diarias y las urgencias hospitalarias se verán aún más colapsadas. En términos
más entendibles, se pagará un sueldo a un personal que no solo no va a
repercutir en positivo sino que aumentará los costes operativos también en
otras unidades asistenciales. De esta forma, se verá multiplicado el gasto pero
no resuelto el problema.
Sin embargo, tan culpable es
quien toma la decisión como quienes han reventado cualquier posible negociación
en los últimos años. Y aquí cobran gran importancia los colegios profesionales
y sindicatos médicos, quienes callaron en la época de recortes sanitarios y
ahora hablan con la boca pequeña. Y es que en las diferentes negociaciones de
los últimos doce meses no han aceptado ninguna solución que no tuviera nada que
ver con un aumento de salario, como si por aumentar su jornal a una persona
vaya a producir que se multiplique.
Misteriosamente, la insistencia
de subir el sueldo produce un beneficio en los liberados sindicales. Por el
contrario, que se mejoren las condiciones laborales y los ratios, no. Por eso
no han aceptado bajo ningún concepto reducir la carga de trabajo de labores que
no son puramente médicas y que permitirían ver a más pacientes, tal como se ha
tratado en el último año. Esas labores podrían ser asumidas por enfermeras,
fisioterapeutas y administrativos.
Esta descarga se apreciaría
también en las urgencias hospitalarias, que anormalmente, funcionan diferente
al resto del hospital. A nadie se le ocurre llamar al médico en una
hospitalización por un incidente menor que puede resolver la enfermera de
planta. Pero en urgencias y en atención primaria parece que se repartieran
comisiones por número de pacientes vistos dado que no se acepta otro modelo de
trabajo. A ello se debe sumar la hipocresía de protestar por la sobrecarga de
trabajo sin aceptar una descarga por parte de otros profesionales, como vienen
haciendo los que dicen representar a los médicos.
En estos días en mi área
asistencial, un médico se alzó precisamente en contra de todo esto. Alegó que
resulta curioso cómo se acepta contratar a médicos sin especialidad pero, los
mismos que callan, clamaban porque hubiera ambulancias sin médico, lideradas
por enfermeras. Básicamente porque han demostrado mayor efectividad en su labor
asistencial y porque se cuenta con profesionales en la materia de urgencias.
¿Acaso el planteamiento de este médico no se puede exportar a otros niveles
sanitarios para optimizar recursos y mejorar la asistencia de forma inmediata?
Pincha AQUÍ para acceder al artículo.
Comentarios
Publicar un comentario