La corriente de preparar tu cuerpo bonito para un evento no es nueva. De hecho, desde el proyecto bikini hasta la boda de tu prima, son las míticas excusas para mejorar físicamente con un objetivo cortoplacista que rompe todos los esquemas en menos de 24 horas. Si bien es cierto que hace falta motivación para realizar un cambio en la alimentación, también hay que saber buscar esa motivación sin entrar en dramas ni objetivos express. Cuanto más radical es el cambio, antes se producirá el abandono de las acciones.
Las etapas del cambio de Prochaska y Diclemente estudiaron el proceso de dejar de fumar. Sin embargo, a día de hoy se considera una teoría aplicable a todo cambio llevado a cabo por el hombre, desde la dieta hasta estudiar. Se inicia con la precontemplación, cuando ignoramos el problema y continúa con la contemplación, donde lo conocemos pero no tenemos motivación para cambiar y nos excusamos. La tercera etapa sería la preparación o determinación, cuando valoramos realmente si cambiar o no, e iniciamos los primeros pasos en busca de la motivación para seguir o justificar el abandono del objetivo.
Le sigue la acción, con la toma de decisiones de forma más sólida, convirtiéndose en un momento duro. Los resultados son lentos en cualquier cambio. Pasado un tiempo largo con las medidas adoptadas, hablaríamos de mantenimiento, tratando de dar la máxima longevidad a todo lo que hemos logrado y observándose los resultados. El problema real viene en la sexta etapa, la recaída. Es muy fácil abandonar un hábito ante cualquier situación pero es muy difícil volver a adaptarse. Tan difícil como que cada día que no se sigue el plan del cambio, se hace más cuesta arriba retomarlo.
Los proyectos, ya sean para bodas o para presumir en la playa, suelen conllevar alimentaciones restrictivas de ciertos productos. Igual de bueno es reducir las grasas trans, los alimentos ultraprocesados o el consumo de alcohol y refrescos como, también, no excederse en la restricción. Generalmente, los objetivos que se logran mediante la supresión de alimentos acaban produciendo un efecto rebote, porque al llegar el día clave, se abandona de golpe y se “compensa” con excesos. O en muchas ocasiones no se llega a lograr el objetivo.
Es
importante centrarse en un pequeño cambio en el día a día y no en modificar
algo que afecte excesivamente sin adaptación previa.
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