Ir al contenido principal

La trampa del mejor eso que nada

Hace ya bastantes años que comenzó una trama empresarial para vender los servicios públicos a empresas con fines lucrativos. Lo que empezaba como una descarga de la administración para agilizar los problemas de la mala gestión, ha acabado con contratos multimillonarios en manos amigas.Ya conocíamos los colegios concertados o privados y las autopistas fraudulentas, empresas ocultas dentro de otras que manejan los hilos del consumidor que no tiene más opción que pasar por el aro. Sin embargo, la llegada del S XXI trajo consigo un nivel aún superior y desconocido: concesionarias a crédito público. Empresas que realizan una obra con derecho a explotarla sin límites.

Así nacieron las famosas radiales de Madrid, autopistas cuya previsión de uso estaba inflada por políticos. Pero no era un error de cálculo, era el cumplimiento de una cláusula en favor de alguien. Si la facturación no llega a X cuantía, entonces se indemniza a la empresa gestora. Un plan muy bien ejecutado con el que el riesgo con el que, entidades ya conocidas por su renombre, no solo no iban a perder, sino que ganarían más que con la explotación de la infraestructura.

Pero no es el único caso, los hospitales han ido moviéndose a esta gestión. Solo en la Comunidad de Madrid se pueden contar 7 hospitales donde una empresa privada tiene derecho a explotar servicios a la par que recibe presupuesto. Y otros tantos son públicos con gestión privada. No es casualidad que aparezcan nombres de altos cargos políticos detrás de algunas empresas.

Además, ya vienen concertados ciertos servicios en manos privadas, como sucede en Castilla y León con las ambulancias y los técnicos en emergencias con Ambuibérica (empresa de un exdiputado), la radioterapia de Segovia en el Hospital Recoletas, los centros de drogodependientes gestionados por Cruz Roja y un sinfín de alquileres de consultas, quirófanos y laboratorios. Algunas concesiones otorgadas a dedo, otras por concurso preasignado en las condiciones.

No estoy en contra de que exista un servicio privado, en absoluto. Ni siquiera de que se utilice el sistema de forma puntual como elemento de descarga. Sin embargo, ni se exigen las condiciones laborales para el personal, ni se supervisa si la gestión está siendo correcta. Nos hemos acostumbrado a asignaciones privadas permanentes mirando a otro lado sin importar en qué consisten. ¿Cómo están funcionando? ¿Hay explotación laboral detrás? ¿Cumplen los criterios que se piden en el sistema público?

La respuesta es evidente. Sanitarios sin titulación, contratos precarios, jornadas laborales por debajo de lo que ha sido subcontratado, horas extra sin remunerar,... Todo es válido y no se supervisa para que alguien pueda lucrarse a cuenta de ello, siendo conocedores de la respuesta ciudadana: mejor eso que nada. Porque solo existe esa opción, o lo quieres así, o se cierra el servicio.

Comentarios

Lo más visto aquí!!!

La carrera de las vacunas

Los últimos días han estado alborotados, especialmente para el SARS-CoV-2, porque se intuye, no se asegura, que pronto se igualará la guerra. Es habitual encontrar informaciones a favor y en contra de cualquier tema, pero no lo es tanto que los detractores vayan en aumento, cediendo ante las conspiraciones.

Enfermería del acueducto

  En el año 2010 empezaba mi andadura universitaria en una escuela de enfermería fuera de mi tierra natal, Segovia. Ya en aquel entonces se ofrecían los estudios de Florence Nightingale (considerada en las universidades como una madre de la enfermería) en mi provincia a través de la Universidad de Valladolid. Sin embargo y en contra de la información, hubo quien destapó la mentira contada mil veces, evitando que se convirtiera en verdad.

Dr Online

Cada vez es más frecuente utilizar internet para buscar cualquier información del día a día. Tanto es así, que cada vez se almacena más información en la enciclopedia más grande del mundo con el mejor coste-oportunidad. Pero no todo puede ser poético ni deslumbrante, aunque pueda parecer completamente sorprendente, internet tampoco. Así que, tanta documentación a un coste casi gratuito, debe tener algún fallo por medio. Evidentemente y como ya he dicho en otras ocasiones, nada es gratis, aunque muchas veces lo parezca.